Pensamientos breves (o no) de un europeo

miércoles, 13 de enero de 2010

Por una mujer


A lo largo de su vida un hombre puede hacer muchas cosas ridículas. Esto sucede con mucha frecuencia cuando se trata de llamar la atención de una mujer. He aquí un ejemplo gráfico, y en la campiña francesa para más inri.
Ella estaba tras la cámara. El consuelo que me queda es que, en efecto, llamé su atención (un poco).

5 comentarios:

  1. Me encanta ser el único lector (confeso) de este blogue.

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  2. Y a mi, fíjate, no me disgusta esta situación. Gracias por tu fidelidad.

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  3. Vaya, después de leer vuestros comentarios siento una sensación de ja sentí como de sujetacandelas, carabina sin Ambrosio, i griega de martes y trece, espíritu santo que justifica su existencia para que los otros dos trinen, son multitud, el en discordia, al que va la vencida, en fin, espero que se me entienda.
    Ahora bien, y pese a lo antedicho, haré un ejercicio de tipobeísmo adquirido, y me colaré cuando me plazca, que será a menudo, porque siempre es un placer disfrutar de tan grata compañía y dar solaz al espíritu con vuestros comentarios asaz sagaces, procaces y mordaces.

    Guillermo el sin perfil

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  4. Hola Maese, qué sorpresa tan agradable, ejem...
    ¡Bienvenido seas a esta pequeña bitácora, y además con pleno derecho, querido maese!

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