Pensamientos breves (o no) de un europeo

sábado, 13 de febrero de 2010

Pájaros

Hoy es sábado y me he pasado todo el día encerrado en casa repasando la gramática francesa para un examen que tengo el miércoles. Un planazo. El sábado... la jornada expansiva y de liberación con la que todo oficinista sueña durante la semana. Ha sido soporífero. Y es que, bien mirado, no hay otra manera de estudiar francés. Al menos en lo que a la gramática se refiere.

A media tarde me atasqué con el subjuntivo. Levanté la vista del libro y a través del ventanal del tejado alcancé a ver a lo lejos la silueta oscura de una manada de pájaros. Volaban sobre el fondo eternamente gris del cielo de Bruselas. Supuse que era una manada que migraba hacia climas más benignos y sentí algo parecido a una envidia inter-especies. Encontré los pájaros más interesantes que la gramática y me puse a observarlos. Parecían desorientados, confusos. Volaban en círculos sobre los tejados. Y cada vez había más pájaros.

Sea que el sábado estaba siendo verdaderamente soporífero, sea que el subjuntivo me pone cáustico, por un momento tuve una inspiración y engendré la secreta esperanza de que se tratara del comienzo de una especie de plaga bíblica. Como los pájaros de Hitchcock, pero más a lo bestia. Modelo plagas de Egipto, a lo grande. Una buena plaga bíblica que nos sacudiera a todos, sí señor, y nos sacara de este sopor. Un cataclismo extraño que acabara no sólo con el sopor de este sábado pastoso y tristón, sino con el sopor de nuestra existencia tan ordenada y narcótica y nos sumiera en un caos renovador. ¡Oh, Dios, envíanos una buena plaga destructora y vivificante, a estas tus criaturas que nos arrastramos penosamente en esta existencia mediocre! Oh Dios. Estoy hablando solo. Arañando sombras para verte...


La verdad es que disfruté de la idea por unos instantes. Y luego volví al subjuntivo de las narices: que je rêve, que tu rêves, qu'il rêve...

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